lunes, 1 de junio de 2009

Waltzing Matilda



Hay una contrapartida al conocimiento y es el hastío. Hablo de la sensación de dejadez que te deja el conocer de antemano el final de una historia. Y este cansa particularmente cuando es la historia de tu vida. La capacidad de planificación suele considerarse una virtud pero dilatada resulta un handicap. Especialmente cuando la falta de disciplina producto de una vida de excesos te lleva a la adicción a lo sorprendente y lo nuevo.
Así mientras el sol está en lo alto construimos el tejido de un futuro más que determinado, sin más incertidumbre que cual será el ganador de la carrera de este sábado o que ocurrirá en el siguiente capitulo de la serie que estamos viendo. Trabajar, producir, desarrollar, cumplir, ordenar, recibir, enviar...
Y cuando la luz celeste da paso a la oscuridad algo se agita en nosotros. Igual que la luna mueve las mareas, las estrellas nos recuerdan la futilidad de esta vida de hormigas. Entonces hacemos algo que no hemos hecho en todo el día. Empezamos a pensar por nosotros. Vemos la tele, vamos al cine, a tomar una copa, a bailar, a consumir drogas, a tomar otra copa, a ligar, a tomar más droga, a acosar, a pelearnos, a tomar más de lo que sea, a otro lado, de putas, a robar un coche o quemar un vagabundo.
Algunos mantienen un equilibrio precario hasta la muerte. Especialmente los que no llegan al exceso de ninguna de las partes de la balanza.
Otros tienen la mala suerte de ser conscientes de que esta doble vida sobre la cuerda floja no es más que el camino más seguro hacia la muerte.
Entonces salen de la caja que llamamos la vida real, y empiezan a descubrir el mundo por si mismos y no a través de las lentes de los demás.
Pensar en nosotros, y no por nosotros, es un ejercicio de sinceridad que solo se alcanza eliminando la influencia externa. Y esta a su vez no se puede eliminar si no es comprendiendola: desmontandola.
El resultado final es que en la vida no importa el que; si no el como, puesto que lo que se debe de hacer no depende de nosotros, pero si la elección de hacerlo de la mejor manera que podamos, y no de la mejor manera que sepamos.

No busqueis afirmación en los demás. No midais vuestra habilidad en función de la gente que pisais y la que os pisa. No seais un elemento más en un mundo relativo.

Porque perdeis vuestro tiempo.

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